El período de escolarización en la etapa de la adolescencia debe estar acompañado por un actor educacional que comprenda las emociones de los alumnos y las necesidades institucionales, al mismo tiempo. Ese rol es el que cumplen los preceptores y del que hablaremos en este artículo.

Cada etapa de aprendizaje de las personas es muy valiosa, y se requiere de mucha capacidad profesional para diseñar la propuesta académica de la mejor forma posible de manera de que quien adquiera el conocimiento lo aprenda y lo haga parte de su vida. Pero en la adolescencia, justo cuando las personas transitan el secundario, la relación del docente para con el alumno necesita de un mediador.

Ese actor educacional se lo reconoce como preceptor. Mientras que para muchos es sólo quien toma asistencia y convoca a los chicos para que entren al aula, en concreto, su función es mucho más amplia y trascendental. En ocasiones, el preceptor es una guía y un sostén para los estudiantes que transitan una etapa de muchos vaivenes emocionales.

Por su parte, también es guía y sostén del docente que, interpretando las necesidades de sus alumnos, acompaña junto al preceptor este proceso de aprendizaje para que puedan adquirir conocimientos nuevos, aplicables en un futuro próximo y que, en base a esta experiencia, puedan determinar las elecciones futuras relacionadas con su vocación.

¿Cuál es la misión del preceptor?

Podrás encontrar en esta formación con certificación universitaria todo lo que se necesita para ser preceptor/a. La misión de esta profesión requiere de una capacitación adecuada como para desempeñarse en colegios secundarios o en instituciones educativas no universitarias, con el objetivo de impartir el orden y la disciplina, y al mismo tiempo, contener a los estudiantes y resolver las diversas problemáticas que viven los adolescentes de hoy.

Esta misión no es menor y, como lo mencionamos al comienzo, establece un vínculo muy poderoso que es vital para que el alumno se sienta acompañado en un proceso y edad que requieren de la atención y la orientación correctas.

Por esta misma razón, los preceptores tienen que contar con una habilidad especial para atravesar desafíos muy específicos y sabiendo qué herramientas de manejo de grupo pueden utilizar cuando sea necesario, como también herramientas de mediación de conflictos, además de toda la disponibilidad humana para ayudar por medio de la escucha y el contacto fluido que fomente su crecimiento personal. 

Al tomar la decisión de abordar este tipo de cursos, es fundamental que se consideren los valores desde donde se impartirá el vínculo entre personas, respetando los lineamientos institucionales y la propuesta académica, pero por sobre todas las cosas reconociendo que esas personas están desarrollándose para enfrentar el mundo, por lo que esa contención puede representar un gran escalón en sus vidas.