Si te gusta el vino y logras diferenciar una uva de otra, seguramente apreciarás el poder adquirir los conocimientos de un curso de sommelier. Con el propósito de conocer más sobre la enología y las diferentes clases de vinos, el catador Máximo Flores, nos contará su experiencia y nos acompañará a recorrer el apasionante mundo del aprendizaje y su salida laboral.

“Cuando hice mi primer curso de sommelier no sabía con qué me iba a encontrar”, empieza su relato Máximo, mientras saca unas copas panzonas y las coloca sobre la mesa. Lo que podría ser una invitación a un brindis, no sería tal cosa, simplemente dijo: “¡Vas a aprender a catar vinos, no a tomarlos!” y con ello derribó el primer gran interrogante: ¿qué significa catar?

Una sonrisa se le dibujó en el rostro al tiempo que decía: “Se suele creer que catar es tomar y no es así. Catar es probar, experimentar. Es el verbo anterior a tomar porque lo que buscamos es sentir y entender lo que sentimos”. Su definición certera de cata de vinos deja de lado por completo el simple acto de tomar, en donde sí podemos involucrar los sentidos pero no como un objetivo principal.

Dicho así, la cata de vinos implica el sometimiento de los sentidos del gusto y del olfato. Esto no se lleva a cabo por el simple hecho de degustar un sabor que, incluso, forma parte del vocablo del sommelier. Sino que parte del análisis de estos sentidos, y luego retoma el mismo efecto pero con la vista, el tacto y hasta el oído. 

En teoría, la cata implica:

  • Un análisis visual: Para reconocer características propias del tono, la transparencia, la intensidad, brillo, matices y hasta la presencia de relieves producidos por burbujas u otros materiales.
  • Un análisis de los aromas: Para reconocer intensidades, complejidades y limpieza con aproximaciones a su composición por ser frutales, tostados, especiados, florales o de otra especie. 
  • Un análisis del tacto: Para reconocer las sensaciones que puede producir en la boca, pudiendo ser dulzura, astringencia, acidez, forma de materia y cuerpo, equilibrio de sabores y peso, persistencia de los aromas, etc.

Hasta aquí, Máximo nos contó acerca de lo que hace un sommelier. Pero para quienes quieren estudiar sommelier y tomarlo como una carrera, además de aprender a catar vinos, qué es aquello que deben saber.

¿La carrera de sommelier tiene salida laboral?

“Trabajamos de lo que nos gusta, degustando”, dice Máximo afirmando que todo aquel que trabaja de aquello que le apasiona hacer siempre conseguirá vivir de ello. Pero claro, no todos tienen el mismo principio que él, por eso se adelantó a contarnos su secreto: “El primer curso lo hice en Ficde hace un tiempo atrás, duró 10 meses y fueron los meses más felices de mi vida porque no solo entendí qué quería ser sino que además quité todos los mitos alrededor de una carrera, la tomé en serio y hoy vivo de eso”.

“Si me preguntás si es fácil ser sommelier o si se gana mucho dinero, la respuesta es que cada uno ganará lo que invierta en esa profesión. No me refiero a dinero, sino tiempo, estudio, dedicación, examinación, análisis”, aseguró Máximo quien, tras esos primeros 10 meses de preparación, buscó su lugar en el mercado laboral para convertirse en asesor para restaurantes con estrella Michelin. “Sí, me dedico a algo muy específico pero cuando empecé, con tal de estar en el lugar indicado, lavé copas, las serví y hoy degusto la vid más preciada del país y aconsejo sobre maridajes, cuidados y hasta lanzamientos de marcas”.

¿En dónde trabaja un catador o sommelier de vinos?

“Como egresado de Ficde y después de hacerme mi lugar en la industria, mi primer trabajo como Sommelier profesional fue en la cava de un hotel, luego en un restaurante”, dijo. Basta con ver el plan de estudio de la carrera para comprender todos los lugares en los cuales se pueden desempeñar:

  • Administrador o responsable de cava en un hotel, restaurante o vinoteca 
  • Gerente comercial, representante o responsable de exportación en una bodega 
  • Responsable de centro de visitantes de bodegas 
  • Responsable de tienda especializada 
  • Guía turístico de zonas vitivinícolas 
  • Hoteles, restaurantes y distribuidores de bebidas  
  • Periodista especializado en gastronomía y sumillería 


Al finalizar la visita, Máximo nos aportó un valioso dato en torno a una celebración nacional: “El 24 de noviembre es el día del vino Argentino. Un 24 de noviembre de 2010 se declaró el vino como Bebida Nacional, reconociendo al vino y a la vitivinicultura como parte de la identidad de nuestro país. ¿Sabés por qué esto es tan importante y lo remarco? Porque la vitivinicultura argentina llega a 19 provincias, exportamos a 127 países y genera más de 100 mil puestos de trabajo. Para quien está pensando en estudiar para ser sommelier, tiene que saber que es una profesional tan apasionante como prometedora”, concluyó.