La historia de Marisel

Marisel Robledo nos cuenta cómo a sus 53 años se capacitó para poder ayudar a los demás y salvar vidas en momentos como el que estamos viviendo.

¿Alguna vez te preguntaste cómo es estar en primera línea de batalla contra el COVID-19? Existen muchas historias de quienes son un ejemplo de entrega y servicio, como la de Marisel Robledo, egresada de FICDE. 

Si alguna vez te hisoparon o recibiste alguna dosis de la vacuna contra el COVID-19 puede ser que conozcas a Marisel detrás de su barbijo y otras medidas de protección. Ella terminó su formación en FICDE como paramédica a los 53 años, y desde el momento cero de la pandemia en Córdoba trabaja como voluntaria del COE desarrollando dos tareas: por la mañana realiza hisopados y por las tarde aplica vacunas.

Al preguntarle cómo vive este tiempo, Marisel nos cuenta uno de los momentos más emotivos que le tocó atravesar. “Al vacunar a una señora mayor, me dijo: ‘Gracias por salvarme la vida’, mientras le caían las lágrimas. Me invadió un profundo sentimiento de satisfacción, de misión cumplida. Además, me entregó un mensaje que decía: ‘Quisiera abrazarte muy fuerte a vos y a todos los héroes y heroínas que jamás se rindieron y que con sus manos siguen salvando vidas. Gracias’. Por situaciones como esta me apasiona dedicarme a ayudar a otros”.

¿Quién mejor que ella puede entender a cada abuelo que se vacuna? Cuando termina sus dos turnos de voluntariado vuelve a su casa con la satisfacción del deber cumplido; donde siempre la esperan sus nietos. “Desde que empecé como paramédica, ellos juegan a ser doctores y con cada golpe que se dan me buscan para que los ayude”. Se nota su emoción al hablar de ellos, mientras continúa relatando: “Decidí estudiar justamente para poder dejarles un ejemplo a mis hijas y a mis nietos. Al haber sido mamá joven y tener que priorizar otras cosas, tuve que postergar el estudio. Después me costó, porque ya era mamá, abuela, ama de casa y esposa. Siempre me gustó lo relacionado con la medicina, salvar vidas y ayudar al prójimo, y por eso decidí formarme. Obviamente, hubo momentos en que las cosas fueron difíciles, pero siempre confié en mi capacidad y eso hace que hoy me enorgullezca de haber logrado lo que logré… ¡y a veces hasta me asombra! Tuve el privilegio de conocer excelentes profesionales que aman lo que hacen; y eso se ve reflejado en sus enseñanzas”.

Al preguntarle qué mensaje le gustaría dejar, respondió sin dudarlo: “Nunca es tarde para comenzar, siempre es posible lograrlo”.

Desde FICDE queremos felicitar a Marisel y a todos los que de una u otra forma están siempre dando todo de sí para poder salir adelante. ¡Somos fans de nuestros estudiantes!