Ser paramédico es más una dedicación que una profesión, porque en definitiva se trata de “dedicar la vida a salvar vidas”, así nos lo cuenta Esteban Rasso, quien detuvo su reloj una hora para compartirnos sus experiencias a bordo de un carrera que lo enfrenta todo el tiempo con la vida y la muerte. Una conversación imperdible para quienes tienen en mente estudiar para ser paramédicos.

“Ser paramédico, o no ser”, dice Esteban pronunciando el soliloquio de Hamlet. El “Tano” -por el apodo que le pusieron en la unidad de paramédicos- entra con esa frase a viva voz a la sala de espera, en donde mantendremos una interesante y profunda charla, limpiándose el ambo celeste, un poco gastado, que tiene manchas de asfalto en las rodillas. 

De inmediato se disculpa aludiendo que su “facha” es propia de un día agitado repleto de accidentes que lo invitaron a tirarse al suelo para intubar a una señora que quedó tendida en la calle luego de un accidente de tránsito. “Así es esto, todo el día y todos los días estás enfrentándote a distintas situaciones”, se justifica.

Esteban hizo la formación de paramédico en Ficde, luego se mudó a Capital Federal por razones personales e inmediatamente consiguió trabajo en una conocida cadena de gimnasios. Al poco tiempo, y debido a que la oportunidad lo ameritaba, integró un equipo de una reconocida empresa de servicio médico domiciliario.  

“Hace varios años soy paramédico y lo elijo como lo hice desde el primer día”, dice sonriendo y aceptando que suena parecido a lo que podría decir de su pareja. “Es cierto que no todo es color de rosa, se pasan momentos muy duros pero también es gratificante saber que estás ahí cuando otro te necesita. Hacés todo y más por salvar vidas”, afirma.

Paramédico, de profesión

La profesión de paramédico es relativamente nueva en la Argentina, la primera tecnicatura superior se brindó en Rosario en el año 1999. Más tarde se comenzó a dar Córdoba, en el año 2004; en la actualidad, existen muchas instituciones que ofrecen la carrera terciaria y en distintas partes del país. 

A nivel mundial, algunos países como México o Costa Rica, emiten una licencia para ejercer como tales, mientras que otros países, como en España, no reconocen al paramédico como un profesional oficial. Por esta razón, entre otras, suele confundirse el rol de estos con el de los enfermeras y las enfermeras.

“Se dice que los enfermeros y los paramédicos estamos enfrentados. No es así, es cierto que muchos no reconocen la diferencia y eso molesta a los fines prácticos porque unos tenemos cierta función y los enfermeros otra”, dice Esteban y aclara: “Los paramédicos y los enfermeros estamos en la primera línea de atención al paciente, pero nosotros cubrimos la atención prehospitalaria, por ejemplo, mientras que el enfermero hace todo el resto. En definitiva, somos parte de un equipo”.

¿Por qué ser paramédico?

Por lo general, según dice Esteban, las personas no eligen ser paramédicos, y argumenta el por qué: “No lo eligen porque son muy pocos los que miran este nicho tan pequeño y tan necesario. Quieren ser médicos y hasta saben de qué especialidad, pero solo cuando cruzaron una palabra con otro paramédico, ya sea porque los asistió o por una charla en especial, recién ahí notan lo que hacemos y quieren o no ser parte”.

Ahí es cuando Esteban suelta una sentencia tan interesante como profunda: “Es más una dedicación que una profesión porque una vez que te dedicas a esto, dedicas tu vida a salvar vidas”, y la pregunta obligada no se hizo esperar: ¿Cómo es que lo elegiste? -”Porque conocí a un paramédico en acción y cuando vi lo que hizo por esas personas me dije Esto es lo que querés ser”, respondió.

El “Tano” no tardó mucho en hacer un cambio en su vida y dedicarse al servicio de emergencias porque tras terminar su capacitación en Ficde se presentó espontáneamente en varios lugares con una carta de presentación muy concreta: “Mi certificado de Ficde y mi convicción para ser el primer respondiente para los pacientes”.

Aunque asume que su suerte laboral está muy condimentada por su actitud optimista, también reconoce que el mundo necesita más personas que se dediquen a esta profesión. 

“Las emergencias pre hospitalarias son, junto al cáncer y las enfermedades respiratorias, una de las causas de morbimortalidad en nuestro país. Por eso se necesita personal idóneo, con formación profesional y humana para brindar una respuesta rápida y oportuna dentro de los equipos de emergencia”, aseguró Esteban. 

“Es, claramente, un trabajo muy exigente que no cualquiera puede conjugar con una vida personal”, dijo con calma y cerró la charla con firmeza: “Para ser paramédicos no tenés que pensar que dejás la vida en ello, sino que sabés qué hacer para asistir a quien está dejando la vida en ello que son, el paciente por un lado, y el médico por el otro. Al final del día, todo el equipo trabajó muy duro, desde el chofer de la ambulancia, el camillero, la enfermera, la médica cirujana, el anestesista, son miles de personas salvando vidas. Como paramédico no llegó a tratarlos a todos; yo dejo a un paciente en la puerta y sigo mi itinerario, pero sé que quedó en buenas manos, lo sé”.

Sin dudas, una charla con el corazón en la mano en donde nos comparte parte de su experiencia a sabiendas de que su dedicación necesita a más dedicados para fortalecer esa primera línea de atención y no llegar al final del día tan agotados. 

Si querés formarte en el área de salud y estar capacitado/a para auxiliar a otros, te invitamos a formar parte de la capacitación de Paramédico: Profesional en emergencias médicas de Ficde: https://www.ficde.org/paramedico/