No sabemos cuándo puede pasar, pero si nos toca ver que un niño tiene un ataque respiratorio o cardio pulmonar, por un accidente o una patología, es necesario que sepas qué hacer y cómo salvarle la vida. En esta nota te contamos todo, paso a paso.

Máximo Bustamante era alumno del jardín maternal de barrio Panamericano de Córdoba, tenía tres años cuando su seño lo vió desmayarse luego de salir del baño. La maestra jardinera, Micaela Martínez, no dudó un minuto y comenzó a realizarle las técnicas de reanimación cardiopulmonar, también conocidas como RCP. “Maxi no respiraba y estaba blanco como un papel”, dijo justificando la acción con la que le salvó la vida.

Ariel estaba jugando arriba de unos materiales encimados en el patio de su casa y tras pisar en falso cayó y el golpe le provocó un paro cardiorrespiratorio. Su vecina lo asistió inmediatamente con maniobras RCP a las que respondió positivamente. Cuando llegó la ambulancia lo trasladaron al Hospital Pasteur para hacerle los controles necesarios, pero Ariel ya estaba a salvo. 

Accidentes como estos suceden todo el tiempo: un niño que no sabe nadar cae en un pileta sin protección, otro niño jugando con una bolsa la coloca en su cabeza, y más. Los pequeños, embebidos en el juego no están atentos o no saben cuánto riesgo pueden correr, y si un adulto o alguien más grande está cerca para cuidarlo de las graves consecuencias, lo mejor es que reaccionen como Micaela, la seño de Máximo, o como la vecina de Ariel. ¿Pensaste alguna vez que podrías estar en ese lugar? Por eso es importante que sepas qué es lo que tenés que hacer.

¿Qué es RCP?

RCP es la sigla de Reanimación Cardio Pulmonar, la cual se lleva a cabo mediante un grupo de maniobras con las que se puede identificar cuando un niño está transitando un paro cardiorrespiratorio. Estas maniobras se utilizan para sustituir las funciones respiratorias y circulatorias normales de forma manual y hasta que el niño pueda recibir el tratamiento adecuado.

Esto puede suceder por un accidente de tránsito, ahogamiento, atragantamiento, electrocución, intoxicación o asfixia. También puede darse por patologías congénitas graves o simples como una bronquiolitis, asma, tos ferina, etc. Por último, un niño puede necesitar de estas maniobras en caso de infecciones graves como la meningitis.

Paso a paso, cómo practicar la maniobra RCP con protocolo COVID-19

Las maniobras las puede realizar cualquier persona y deben llevarse a cabo, en lo posible, en los primeros tres minutos de un accidente. Quien inicia, debe continuar con la misma hasta que vuelvan los latidos del corazón o hasta que llegue la ayuda médica.

Sin saltear ningún paso, esto es lo que hay que hacer:

1- Identificar si el niño está consciente o inconsciente, mediante golpecitos tomándolo de los hombros o palmadas. Verifique que no tenga lesiones en el cuello o cabeza, y revise si mueve alguna parte de su cuerpo o hace algún ruido. 

  1. Si responde a este paso moviéndose o hablando tiene que dejar al niño en la misma posición.

2- Si no hay respuesta: Coloque al niño boca arriba sobre una superficie plana y con las extremidades alineadas. No tuerza su cabeza ni cuello para no provocar más lesiones.

Luego colocar la mano en boca del estómago y corroborar ventilación durante 10 segundos. Según AHA (American Heart Association) verificar si respira es observar si hay movimientos torácicos y diafragmáticos. Además hay que garantizar que el paciente tenga un barbijo o tapabocas puesto y el que lo va a reanimar también debe tenerlo, ya que si a alguno le falta, se deberá buscar la manera de protegerse. De lo contrario, no se podrá iniciar RCP y solo se podrá dar aviso al SEM.

3- Activar SEM: el llamado al servicio de emergencias médicas, es una línea gratuita, debemos informar el estado del niño o el paciente y detallar minusiosamente la situación.  

4- Si no hay movimiento, iniciar RCP: Con una sola mano y con una profundidad de hasta 5 cm. Realizar protocolo “hands only” o sólo con las manos donde se priorizan las compresiones de alta calidad, por sobre las ventilaciones. Se harán 100-

120 compresiones por minuto (durante dos minutos). Es fundamental minimizar las

interrupciones entre las compresiones (tratar de limitar las interrupciones a menos

de 10 segundos). A los 2’, colocar nuevamente la mano entre boca del estómago y pecho. Si la persona aún no recuperó el movimiento respiratorio, comenzar nuevamente las compresiones.

5- Si hay movimiento, colocar en posición de seguridad. (PLS): Se lo coloca en esta posición siempre y cuando se haya comprobado que sí respira. En el caso de un lactante, hay que ponerlo en esta posición ayudándose con otro objeto.

Usted, coloque su talón de la mano en el esternón debajo de los pezones, nunca en el extremo del esternón (en los bebés, utilice 2 dedos, y en niños mayores a los 8 años, utilice las dos manos). Con la otra mano sostenga la frente un poco inclinada hacia atrás. Haga presión hacia abajo comprimiendo ⅓ y ½ de profundidad. Haga 30 compresiones rápidamente y sin pausa, dejando que el pecho se eleve. Intercale luego 2 insuflaciones y continúe la RCP hasta que llegue la urgencia médica. En esta instancia, llevando más de un minuto de RCP si no asistió la urgencia hay que volver a pedir ayuda, aún si debe abandonar al niño por unos segundos. Vuelva a repetir las mismas maniobras de forma continuada hasta que sea asistido.

“A la hora de un paro cardiorrespiratorio el tiempo es uno de los elementos más importantes; mientras más rápido se comienzan las maniobras de RCP y se pida ayuda, más chances tendrá el paciente de sobrevivir”, asegura el Lic. Carlos López Bigott, miembro de la AAPA (Asociación Argentina de Paramédicos) y titular de la formación de Paramédicos de FICDE, quien resalta, en este sentido, que “por cada minuto que pasa el paciente sin recibir la asistencia correcta, éste pierde de 7 a 10 por ciento de oportunidades de sobrevivencia”.

Afortunadamente, cada vez son más las personas que están preparadas para asistir en una urgencia de este tipo. Institutos como FICDE ofrecen constantemente instrucciones gratuitas y públicas que permiten que se propague una cultura consciente respecto a los accidentes cardiopulmonares que pueden tener tanto los niños, como los adultos.