Cada vez más personas están inscribiéndose en escuelas de adiestramiento canino para aprender a vincularse con sus mascotas de la manera correcta. Pero eso no es todo, este es uno de los oficios que más terreno gana día a día, con una muy buena salida laboral. En este artículo, reconocé las bases de las terapias caninas y cómo convertirlo en un trabajo disfrutable.

Tomemos como excusa el día del perro (el 21 de julio es el día mundial del perro) para ahondar en cómo estamos tratando a nuestra mascota y por qué a vos y a tu can les vendría bien reconocer cuál es la mejor manera de manejar su conducta, tal y como lo hacen los adiestradores profesionales. Pero ojo, si te queda gustando este aprendizaje, podés tomarlo como un oficio para tener un ingreso extra o para colaborar con las casas de refugiados. 

Lo cierto es que todos los que tienen ganas de tener una mascota, o aquellos que ya poseen uno o más perros, tendrían que aprender a tratarlos de la manera correcta, puesto que la relación que los unirá, desde el primer momento, debería estar apoyada en el amor y el respeto y no en el miedo y la subordinación.

Antiguamente, se sostenía que eran efectivas las técnicas de sometimiento para que los perros más indomables respondan tal y como se les pedía. Con el correr del tiempo, y de las investigaciones sobre la psicología del perro y sus conductas, se comprendió que el vínculo es más sólido y que se pueden lograr mejores resultados sin rodear la frontera del maltrato.

En este sentido, todas las escuelas de adiestramiento profesan la enseñanza de límites en donde las correcciones de conductas indebidas y los castigos no estén vinculados con ningún acto de sometimiento o dolor. Por el contrario, se pueden enmarcar en lo que se conoce como la “ley de las 3 M”. 

Antes de profundizar estos conceptos, veamos la diferencia entre corregir, castigar y maltratar:

  • Corregir: Toda conducta es corregible cuando se aplica la enseñanza correcta y adecuada a cada perro. Tienen que saber que primero es necesario conocer al animal para luego tomar la decisión de cómo corregir ciertas acciones, antes de que las incorpore como un hábito.
  • Castigar: Los castigos pueden ser positivos o negativos. En ningún caso implica ningún método que infrinja sufrimiento o dolor, por el contrario, el perro se siente castigado cuando es ignorado ante una conducta inapropiada y entiende que no debe repetirla. Al igual que enseñarle un bastón de papel tiene mucho más efecto que pegarle con el mismo. De esta manera, un castigo positivo implica, por ejemplo, no mimarlo cuando rompió algo, y uno negativo refiere a correr su plato si está tirando la comida hacia los costados.
  • Maltratar: Todo método que refiere al daño físico o mental del perro es inapropiado y tiene consecuencias instantáneas, como también a futuro. Muchas veces, algunos consideran que no darle de comer o quitarle el plato con agua es un castigo menos violento, pero que un animal no coma por días, o quede encerrado en una habitación es un maltrato que deja secuelas. 


La ley de las 3M

Hemos visto que corregir y castigar son acciones diferentes pero que se pueden invocar durante el adiestramiento de nuestro perro. ¿Cómo llevarlo a la práctica? Para ello nos viene bien saber de qué se trata la ley de las 3 M:

  1. Momento: Todo castigo conlleva la corrección de una conducta inapropiada por parte de la mascota. Esta instancia considera que quien esté adiestrando la mascota debe aplicar un castigo en el momento justo, no después de que haya ocurrido el infortunio, como tampoco antes. Algunas personas creen que ante una conducta recurrente, es válido adelantarse y retarlo o castigarlo por las dudas, cuando en verdad el perro no tiene por qué vincularlo con algo que no hizo aún.
  2. Medida: El castigo debe aplicarse en la medida que corresponda. Es cierto que algunos perros requieren más atención que otros por lo que esta “M” implica estar más atentos a la respuesta del perro y, en todo caso, celebrar si lo pudo resolver. Todo en el momento justo, como en el caso anterior, no se trata de ser más o menos severos, sino más atentos cuanto más intensa es la conducta del animal. 
  3. Manera: Como lo hemos visto, no todos los perros son iguales, por eso tenemos que conocer a nuestro perro y entender de qué forma logramos un vínculo de comprensión. Él responderá buscando afecto y aceptación, por lo que los vínculos que incluyan maltrato lo único que lograrán es que el perro entienda que la violencia también es una manera apropiada para vincularse. 

De un tiempo a esta parte, muchos han adoptado perros para sentirse acompañados dándoles un trato similar al que le darían a un hijo. Deben saber que no es correcto, y esto no le resta amor o menos profesionalismo al ejercer como adiestrador.

Los perros son animales que pueden acompañar y nutrir de energía positiva la vida de las personas, y también viceversa. Ellos no nos adoptan como padres o madres, tampoco nos usan para ser felices, por tanto no es correcto que entendamos que así se sientan las bases del relacionamiento para con ellos.

Celebramos que cada vez más hogares reciben animales de la calle y que cada vez más personas se suman a las escuelas de adiestramiento, porque eso habla de cuánto estamos valorando la relación con los mejores amigos del hombre, queriendo convertirnos también en sus mejores amigos, buscando el bienestar entre ambos y la felicidad compartida. ¡Eso es un gran motivo para celebrar en su día!